En la confrontación hormigón-asfalto en las
tipologías de firmes, en especial en el campo de las carreteras, ha aparecido
una especie de arma de destrucción masiva, el Rubblizing, que pretende inclinar la balanza hacia lo negro
(asfalto) en especial cuando por vejez, agotamiento, mala crianza, o
modernización de la calzada, el blanco (hormigón)
se vuelve decrépito y se aproxima o llega al final de su vida y ha de
plantearse una solución de regeneración, rehabilitación o reciclado para
mantener la funcionalidad de la vía o adaptarla a nuevas demandas.
Cuando un firme de hormigón presenta problemas en sus losas
como fisuración, roturas, descalce en juntas o escalonamiento, las soluciones
de rehabilitación posibles van desde la gama de las que conservan la tipología original del firme hasta las que aportan recrecidos con capas bituminosas,
bien directamente sobre el pavimento preexistente de hormigón o bien transformando
la estructura del firme en una semiflexible, mediante la conversión in situ del
hormigón en una capa de tipo pseudogranular sobre la que se sitúan las capas
asfálticas. Esta última, conocida como Rubblizing,
es la que se está imponiendo en base a su rapidez de ejecución, eliminación
total de los problemas de discontinuidad en las juntas y de su reflexión prematura
en las capas asfálticas (inevitable, aún aplicando tratamientos antirreflexión)
, facilidad de ejecución, ahorro de energía y de recursos al reciclar las capas
de hormigón sin generar residuos de demolición ni transporte de éstos.
Fundamentos de la técnica y tecnologías utilizadas.
El Rubblizing es un
tratamiento de pulverización-trituración de la capa de hormigón, drástico y
destructivo, aplicable en casos de agotamiento o generalización de las roturas
de losas, fallo generalizado de transmisión
de carga entre juntas o problemas
extensos e irresolubles de reflexión de fisuras sobre recubrimientos
asfálticos. Previene totalmente la problemática la reflexión de fisuras en las
nuevas capas bituminosas y consiste en la pulverización in situ de las losas de
hormigón con una demolición mecánica especial, obteniendo una capa de apoyo de
tipo granular, que se asienta y compacta con rodillos, en algunos casos dotados
de aristas para inducir una fragmentación adicional en superficie y conseguir
la adecuada regularidad.
Este tratamiento se aplica directamente sobre la superficie
rígida de hormigón, por lo que en caso de presencia de capas bituminosas, éstas
deben eliminarse previamente
Esta técnica, dada la alta permeabilidad que tendrá la nueva
capa granular, conlleva generalmente la instalación de un sistema
complementario de drenaje profundo del firme, que debe realizarse con
suficiente antelación. Por ese mismo motivo, no es aconsejable la técnica si la
explanada presenta problemas o sensibilidad al agua.
Existen tres modalidades de ejecución, si bien la primera de
ellas es ya la menos utilizada:
Impacto: Guillotina.
Se trata de equipos pesados, el peso de la maza varía entre 5 y 7t. La altura
de caída entre 2.5 y 3.5 m, a razón de
30 golpes por minuto con un espaciamiento entre 15 cm (hormigón armado)
a 60 cm (hormigón en masa). (Fig 1)
Fig 1 Rompedor de impactos, guillotina |
Impacto: Mazas
múltiples. Son también equipos pesados con 12 a 16 mazas de 500 a 700 kg
cada una, montadas en dos filas y una altura de caída de 1,2-1,5 m que, a razón
de 35 golpes/min, consigue un ancho
trabajo entre 2 y 3,8 m y tamaños de 2,5 a 22 cm en el hormigón demolido. De
esta manera, se obtiene una mayor fragmentación que convierte el pavimento de
hormigón en una pseudo base granular sobre la que se pueden apoyar capas de mezclas
bituminosas (Fig 2).
Fig 2 Rompedor de mazas múltiples |
Para la compactación y asentamiento de los trozos, con estos
dos procedimientos, se suele usar un tren formado por rodillos metálicos pesados especiales,
dotados de aristas en forma de “Z” continua en toda la superficie del tambor, trabajando
en modo vibratorio (Fig 3), seguido de un equipo de neumáticos pesado (de más
20 t de peso). Antes de la colocación de la capa asfáltica un rodillo metálico
convencional, da unas pasadas de acabado en modo vibratorio.
Fig 3 Compactador texturado |
Resonancia: Rompe
el pavimento de hormigón en fragmentos entre 5-20 cm por acción de una viga articulada en un extremo y
terminada en un martillo o pieza de choque que golpea el hormigón con una
frecuencia alta, de unos 44 Hz, desmenuzándo lo por efecto del golpeo y la vibración
resonante. Se consiguen producciones muy
altas, (400-800 m2/h) y la estructura de la fisuración tiene una tendencia
oblicua, en vez de vertical como en los procesos de impacto. Es el
procedimiento más utilizado hoy día (Fig 3, 4 y 5). En su compactación se usan
equipos vibrantes convencionales.
Fig 4 Rompedor resonante.
Fig 5 Rompedor resonante. Esquema |
Fig 6 Rompedor resonante. Material resultante |
Si bien es una técnica con empleo relativamente amplio en
América, y algunas empresas españolas lo han utilizado en obras en
Iberoamérica, aparentemente es desconocida y no aplicada todavía en nuestro
país. Aquí se han hecho algunas actuaciones de rehabilitación con
conversión del hormigón de firmes con base de hormigón seco compactado (A4 y
A92, por ejemplo) en un material granular sobre el que se han situado capas
asfálticas, bien con empleo de machacadoras móviles sobre orugas (con algo de
manipulación y transporte de material) o con minadores, pero las capas granulares resultantes (tipo zahorra) poseen una caracteristicas inferiores en cuanto a capacidad de soporte que las obtenibles con técnicas de rubblizing.
Hola Jacinto. Y en caso de rehabilitar un firme rígido armado, ¿Qué pasa con la armadura? Gracias
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